Una joven colombiana y otro venezolano se entregaron ayer en una sede de la Policía Federal en el marco de una causa por fraude que se desarrollaban en Argentina.
La investigación comenzó en 2019 luego de que se realizara una pericia al teléfono de un estafador de nacionalidad colombiana que había sido detenido en Monserrat.
El cabecilla de la banda, que es investigada por la división de Investigación de Delitos Tecnológicos de la Dirección de Lucha Contra El Cibercrimen de la PFA, es nigeriano, lo apodan “Bobby” y aún continúa prófugo.
Hasta el momento, en lo que va del caso, 15 personas fueron detenidas, la mayoría son nacionalidad argentina, colombiana y venezonala. También, fueron allanados 23 domicilios por orden del juez Manuel de Campos, en un expediente que investiga una red global de estafascentrada en la Argentina, que se desarrolla sus actividades captando a víctimas con engaños sofisticados para hacerlas depositar dinero endiversas cuentas y luego recircularlo.
La ruta del dinero que depositaban los estafados, según investigadores, comenzaba en aplicaciones de transferencia en Argentina y seguía al resto del mundo por Western Union.Llegaba hastaPerú, Colombia, luego Nigeria y Sudáfrica.
En ese sentido, allanaronpor ejemplo, un restaurant que funcionaba como una cueva de dinero, luego una financiera ubicada sobre la avenida Santa Fe. Hasta el momento, los peritos de lavado de activos que intervienen en el expediente contaron un daño de al menos $200 millones de pesos.
Durante la investigación del caso, las fuentes policiales advirtieron que el dinero podría estar siendo utilizado para financiar grupos terroristas debido a la manera de actuar que tiene la banda, las transferencias detectadas y los montos transferidos. Más tarde, esa sospecha fue ratificada a los investigadores por la Embajada nigeriana local y por Interpol.
Según informaron, gracias a la información que aportó la joven colombiana que se entregó, ellos “forman parte como organizadores, recibiendo información que aportaba ‘Bobby’. Actuaban además como estafadores directos y luego utilizaban cuentas de mulas para los depósitos y entregaban el efectivo”.
Se estima que, a través de redes sociales, supuestamente generaban identidades falsas para atacar a adultos mayores, su principal blanco.Con un simple rastreo de fuentes abiertas, los delincuentes se hacían de información personal y privada de distintas personas. Así, los contactaban con diferentes excusas para lograr que les realicen transferencias bancarias en cuentas reales.
Esta semana comenzaron las indagatorias del caso. Se secuestraron más de 40 computadoras y teléfonos. En ese sentido, lo que se encuentre en sus teléfonos podría ser crucial.